viernes, 21 de agosto de 2009

Trance pop

El brazo del tocadiscos abierto. Suena por centèsima vez un tema triste de Bee Gees. Tu mano transpira en mi mano tambièn mojada. Tenes trece me decis. Yo miro tus dedos chicos. Son peces flacos que se resbalan en esa humedad. Los retengo como puedo. Mi mano que tampoco es muy grande.

Tu gato nos visita. Se acuesta en la mesa y ronronea. Le soplo las orejas. El se molesta y se va. Con vos me tengo confianza, aunque es mi primera vez. La confianza sale de tus miradas. Tus miradas son rayos humedos. Yo me pongo tieso. Como puedo, doy vuela el disco y los Bee Gees cantan todavia mas agudo. Lado A. Comencè una broma. Me estremece su final con todo. Te tomo la mano. Me hundo en tu mirada. Te recito un poema de Rilke, despacito. No te digo que es Rilke. A vos no te importa. Te emocionàs igual.

Tu madre y tu hermana suenan en la cocina. En el Winco Barry Geeb canta màs fuerte. Tu mirada se sostiene en mi mirada. Tu mano en mi mano. Ahora no me podrìa parar sin quedar en evidencia. El pantalon està manchado. Me pongo el pullover tapando la culpa. Vos te das cuenta, creo. Me apretàs la mano. Hùmeda todavìa.


Te digo el epitafio de Rilke. Te digo que es mìo. Rosa, pura contradicciòn, placer de no ser el sueño de nadie bajo todos los parpados. No sè si lo entendès. Pero son palabras como mùsica. Vos das vueltas los ojos. Entràs en trance. Se vienen dìas movidos pienso. Te doy un primer beso. (Q)



BlackBerry® de Personal.

2 comentarios:

  1. totalmente MAGICO !! Oh!, rosa... Amo ese poema que me cautiva aunque no lo "comprenda"

    ResponderEliminar
  2. En realidad amigo Anónimo, he llegado a pensar que en ese misterio reside la belleza y la nada, el final y la vida...

    ResponderEliminar

luisquintanao1@hotmail.com

Archivo mensual